viernes, 2 de octubre de 2020

Whoosh! (2020) - Deep Purple - Critica

 


Deep Purple es de aquellas bandas históricas y legendarias dentro del mundo del Rock, ya que cuenta con más de 50 años de trayectoria y más de 20 discos editados a la fecha, y, sinceramente, quien nunca haya escuchado el riff de Smoke on the Water es porque le falta Rock.

Como no necesitan mayor carta de presentación, debido a su vasta trayectoria y popularidad, la cual cuenta con trabajos discográficos y canciones épicas, tampoco tienen mucho que demostrar. En este sentido, podríamos decir que a contar de la década de los 90´s, empezaron a editar discos más por gusto y mantener su vigencia, que por el deseo de marcar un precedente o hito musical.

Debo reconocer que el último trabajo que escuché de Deep Purple fue Now What?! (2013) y, si bien, encontré en él, una que otra, canción entretenida y dinámica, no significo mucho más que un disco a escuchar para pasar el rato y ver en que estaban metidos los ingleses. Posterior a esto, anunciarían su despedida con el disco Infinite (2017), el cual a día de hoy no me animo a escuchar, y el retiro “ficticio” culminaría con Whoosh!.

Si bien el disco estaba fijado para ser lanzado durante junio de este año, debido a la pandemia por el Covid 19, se tuvo que retrasar para el mes de agosto. Sin embargo, intuyo que gran parte del disco, se grabó durante el 2019; quedando el proceso de producción y masterización, realizado por Bob Ezrin, para el 2020.

El disco parte con la cadencia cortante de Throw My Bones a cargo de Morse, la que a través de los sonidos orquestales y melódicos en el teclado de Airey da comienzo a la voz de Gillan, la cual, en esta oportunidad, es enérgica y no suena tan desgastada hasta el coro, donde el propio debe apoyarse en las segundas voces para mantener sus notas. El tema es directo y tiene una sección instrumental bastante decente con Airey encabezando los teclados ambientales y un Morse inspirado, recordándonos, por momentos, a Blackmore. Un buen inicio para un viaje espacial…

Un riff cañero de Morse da inicio a Drop The Weapon, con una melodía progresiva en el teclado de Airey, la cual se ve interrumpida por la voz de Gillan que se mueve a través de versos tranquilos y mesurados que entregan un poco más de energía en su coro a través del uso del efecto vocoder al más puro estilo de Electric Light Orchestra. Además, la canción presenta una sección intermedia que está llena de redobles de batería, la que es la encargada de dar inicio a los solos respectivos. Sin embargo, no representa un tema destacable dentro del disco y sonido de la banda.

Algo más rockera que su antecesora se muestra We´re All the Same in The Dark, donde podemos ver a un Gillan más inspirado y metido en la canción. El tema muestra, nuevamente, un uso excesivo de las segundas voces sobre todo en sus secciones intermedias y los coros de la misma. Sin embargo, deambula por una métrica y ritmo bastante plano que te dejan pensando que es un tema discreto, que, si bien tiene el sonido más puro Purple, no muestra mucho que rescatar.

En Nothing at All me quiero detener un poco, porque si bien es un tema extraño y experimental, es sumamente agradable y festivo, ya que tiene un aire folclórico europeo. Más allá del trabajo realizado por la voz, bajo y batería, lo mas rescatable es la guitarra de Morse, la que nos muestra la melodía principal, conjuntamente, con su repetición en los teclados de Airey. Nothing at All, es un tema hermoso en su parte instrumental y melódica, la cual ni siquiera necesita de una voz para evocar sentimientos y emociones. Sin embargo, esta ultima tranquiliza y trata de darle otro color a la canción.

Con un comienzo parecido a Perfect Strangers, parte un riff ganchero que muestra la voz de Gillan con bastante efecto reverb para darle ese toque de profundidad. En las piezas que anteceden al coro tenemos las segundas voces que dan forma al coro que se mueve a través de este riff inicial. El solo de Morse es bastante virtuoso y el solo de Airey tiene ese teclado limpio poco usual en su sonido clásico hammond. No Need To Shout suena como una canción fresca y renovada.

Un teclado orquestal al más puro estilo de El Fantasma de la Opera, nos muestra Step by Step, que resulta ser un tema bastante extraño en donde los redobles y melodías secas en la batería reinan¸ con el protagonismo absoluto de Airey. De hecho, suena más a un tema de la carrera solista del mismo, con el acompañamiento de la banda. Un experimento en toda su línea.

Como una avalancha va iniciando What the What, un tema que tiene un aire rock and rollero y blues moviéndose por ese teclado limpio y seco; mezclándose a ratos con el sonido hammond. Además, el ánimo de toda la banda, en general, es de los mejores y todos entregan su mejor desempeño, donde se nota que lo están pasando bien y estos temas les acomodan un montón.

Una melodía veloz da paso a un riff galopante en The Long Way Round, un tema que se mantiene en esta constante y presenta cortes en el teclado y fraseos en la batería al finalizar sus versos. El tema a partir del minuto 1:30, comienza a romper la monotonía con sonoridades en el hammond y unos fraseos en la guitarra apoyados por la voz de Gillan, los que dan paso a los solos de Airey cargados al virtuosismo y los fraseos brillantes de Morse. A partir del minuto 3:30, cambia a un ritmo calmo, basado en el bajo y la batería como pilares, y suena como si fuese un tema totalmente distinto con un Gillan que, más que cantar, va recitando versos. Un tema interesante en cuanto a su estructura, que tiene momentos de monotonía y dinamismo a la par.

Nos introducimos en el laboratorio de experimentos con The Power Of The Moon, a través de una melodía melancólica y siniestra de Airey, la que se mueve bajo la voz con efecto vocoder de Gillan. Esta melodía en el teclado conduce la canción durante sus versos y solo se quiebra en el coro que se muestra poco enérgico y tiene un toque al sonido clásico del Rock moderno. Nuevamente, tenemos un tema donde Airey es el protagonista, dándole a la canción un aire a banda sonora de películas clásicas de terror como Frankenstein o Drácula.

Remission Possible es una sección intermedia e instrumental, sumamente breve, donde podemos oir el virtuosismo de Airey. A ratos se muestra agresiva y a otros tranquila, visualizando lo que debe vivir un astronauta a través de un viaje interespacial y le da paso a Man Alive.

Man Alive es el tema más representativo del concepto del disco, ese relacionado a la soledad y nostalgia que vive el hombre en el espacio, tan metafóricamente como lo haría Elton John con Rocket Man o David Bowie con Starman. De hecho, la canción parte bajo una atmosfera con una voz robótica que se mueve por melodías espaciales que buscan transportar al oyente a la sensación de soledad espacial apoyado en una melodía orquestal. Luego de esto, toma toda la garra Purple y muestra un riff pesado que se mueve por la voz duplicada de Gillan y el típico teclado hammond. En su parte intermedia, tiene una voz que narra un pasaje. Luego, volvemos al rifff pesado principal para culminar con la voz narrada.

And the Address es energética desde el comienzo con ese fraseo en la guitarra, acompañado por los teclados. De hecho, corresponde a una reversión del mismo tema grabado en 1968, por tanto, nos recuerda al sonido Purple más clásico encabezado por Blackmore y Lord. Sin embargo, quien más brilla es el inspiradísimo Ian Paice que pareciera que va a romper la batería a tanto redoble.

Con el uso de sintetizadores, que se mueven sobre una melodía ambiental un tanto macabra, tenemos Dancing in My Sleep, que muestra, nuevamente, a un Gillan con voces duplicadas, y se mueve dentro de sonoridades un tanto arabescas mezcladas con Rock. Los fraseos y cortes intermedios aportados por Morse son significativos y suenan pesados. Si bien la canción es dinámica y de lo mejorcito del disco, no representa un tema como para cerrar el mismo.

De acuerdo a entrevistas realizadas a la banda, este disco representa “un disco de rock para adultos mayores”, pero solo demuestra un sentimiento de hacer música de manera despreocupada y sin tantas presiones como tuviese la banda en el pasado. Ademas, demuestra ser un trabajo sincero que se hizo por amor y cariño a la música. Quizás no sea un disco que marque un antes y un después, ya que muestra un sonido Rock más bien liviano y no tan agresivo como cuando eran jóvenes, pero se agradece la honestidad y sinceridad en las canciones.

“I hear the future is so divine
But I'll just wait until I get a sign”

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